Seleccionar página

Labor periodística

“Los periodistas no podemos rendirnos”: Mendieta

Homo Zapping

DW / Monitoreo Informativo

25 de noviembre 2016

Desde hace diez años, el Premio Alemán de Periodismo Walter Reuter (PAPWR) reconoce y fomenta el periodismo de calidad, así como la libertad de expresión en México. En 2016, un jurado mexicano-alemán presidido por la periodista Carmen Aristegui premió tres trabajos periodísticos, que analizan desde diferentes ángulos el fenómeno de la impunidad en el país latinoamericano. DW entrevistó a Arturo Ángel Mendieta, autor del reportaje “Las empresas fantasma de Veracruz” y ganador del primer lugar del PAPWR 2016.

DW: Este miércoles (23.11.2016) recibió el Premio Alemán de Periodismo Walter Reuter 2016. ¿Qué significó para usted ganar este premio?

Arturo Ángel Mendieta: Estoy muy contento. El premio coincide con el sexto aniversario de Animal Político, el portal donde trabajo y donde se publicó mi reportaje. Se trata de un portal independiente. Prácticamente no recibimos recursos públicos, lo que nos permite realizar una investigación de este tipo puesto que no tenemos compromisos. En lo personal, representa un reconocimiento a un trabajo que me llevó aproximadamente 15 meses. Además, es un reconocimiento a la importancia del periodismo independiente.

Usted se postuló con un trabajo llamado “Las empresas fantasma de Veracruz”. Se trata de un reportaje que se publicó en tres partes (parte 1, parte 2, parte 3). ¿Qué implicó hacer esta investigación, cómo procedió?

Veracruz es un estado donde ha habido muchas denuncias por desviación de recursos. En su momento, nos llegó información a través de un colaborador nuestro, Víctor Hugo Arteaga, de datos de empresas falsas que habían recibido algunos contratos y donde todo era una simulación.

Decidimos crear una metodología que nos permitiera comprobar esto. Comenzamos desde cero. Esto se construyó a base de solicitudes de información vía Transparencia, preguntándole al gobierno de Veracruz qué contratos se habían otorgado a esta red de compañías. Fuimos descubriendo que unas 20 o 25 empresas involucradas habían recibido contratos el mismo día y que, además, habían sido creadas unos meses antes de ganar todo este dinero público.

También descubrimos quiénes eran los supuestos dueños de las empresas, sus nombres y direcciones personales. Cuando hicimos la investigación de campo, en el terreno, fuimos a las direcciones donde supuestamente debían estar estas compañías, y no había nada. Después fuimos a las direcciones donde viven los supuestos dueños de estas empresas, y descubrimos que eran personas de bajos recursos, que habían sido utilizadas con promesas de dinero o de apoyo, engañadas hace dos o tres años para firmar papeles que las convirtieron en dueños de estas compañías.

Hoy día, el exgobernador de Veracruz Javier Duarte se encuentra prófugo y cada día salen a la luz más casos de corrupción en los que estuvo involucrado. ¿Es el caso de Duarte un ejemplo de lo que se puede alcanzar con un periodismo veraz y ético? ¿Qué fuerza tiene este tipo de periodismo para provocar cambios en la sociedad mexicana?

El caso de las empresas fantasma demuestra cómo se puede hacer periodismo con los recursos que tenemos. Todos los documentos en los que se sustenta el reportaje se pueden conseguir públicamente. No hay documentos filtrados o papeles que nos hayan pasado por debajo de la mesa.

El tema no puede terminar con la detención de Javier Duarte. La red de corrupción que presentamos en nuestro reportaje incluye a muchos más funcionarios en Veracruz, que actualmente son diputados federales y gozan de la protección del fuero sin rendir cuentas ante la Justicia. Debemos seguir investigando y presionando en el caso de Veracruz y también investigar lo que pasa en otros estados.

¿Cuál es la situación del periodismo en México? ¿Sigue siendo una de las profesiones más peligrosas? ¿Cuál ha sido su experiencia al respecto?

En la ceremonia de premiación, el embajador de Alemania en México dio un dato terrible: 9 de cada 10 casos de ataques contra periodistas están impunes. Cuando se ataca a un representante de un medio de comunicación no solo se está atentando contra la persona, sino contra el derecho que tiene la sociedad civil de informarse y expresarse. Nosotros también vivimos esta situación: hacia el final de nuestra investigación, el gobierno de Veracruz nos buscó, a través de intermediarios, para tratar de negociar que el tema no se publicara. Los periodistas no podemos rendirnos, porque si dejamos de hacer nuestro trabajo sería una situación muy grave que afectaría el desarrollo democrático del país.