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José María Martínez | PAN | Zapopan

“Chema” Martínez por el control del PAN. Su meta: la gubernatura en 2018. Un cochinero la elección interna 

La Jornada Jalisco

A Contraflujo por Julio Ríos

17 de febrero de 2015

 

Si hay alguien que nunca pierde es el senador José María Martínez. De afilado colmillo, opera hasta cuando duerme. Y en la elección interna del Partido Acción Nacional (PAN) es a quien mejor le fue. Muchos dirán que estoy loco, pero el argumento es sencillo: los distritos con mayores posibilidades de triunfo en la elección constitucional los ganó Chema. Es una victoria irrefutable.

Si bien, el Comité  estatal ganó las candidaturas a la diputación en 14 distritos locales, solo tiene posibilidades reales de triunfo en los distritos 2, 3, y 10 locales. Con suerte, en el 19 y quizá en uno o dos más.

En cambio, Chema Martínez colocó a sus alfiles estratégicamente en distritos ganables. No desperdició la pólvora en infiernitos. Echó toda la carne al asador donde tenía que hacerlo y construyó las alianzas necesarias. Tal es el caso del Distrito 12 local con Carlos Arias, hombre de todas sus confianzas; así como en el 8 local con Carlos Eduardo Ahedo Ibarra y en su bastión del Distrito 14, con Claudia Verónica Briseño. Sin contar los que ganó para federales que será tema de próximas columnas.

Sus detractores dicen que hasta logró persuadir a varios operadores panistas para que traicionaran de última hora a candidatos del Comité Estatal.
Mario Salazar Madera fue una de las víctimas de estas negociaciones de última hora. Se dice en el panismo que la gente de Juan Carlos Márquez Rosas terminó votando por el candidato de José María Martínez. De este modo, el regidor tapatío, que ya sentía la curul segura, se quedó con las manos vacías.

Otro caso fue el Distrito 12, donde el damnificado fue Edgar Romo. Tampoco le salieron las cuentas el día de la elección. Y dicen los que saben que fueron los votos de Márquez Rosas los que de forma sospechosa le hicieron falta. El ganador fue Carlos Arias, otro personaje del equipo del senador Martínez.

“En este juego de alianzas y traiciones los sacrificables eran Salazar Madera y Edgar Romo, porque a ellos no se les veía como gente del Estatal al cien por ciento. Por ello, operadores del Comité terminaron por jugar con Chema a cambio de que la gente del senador apoyara a precandidatos del estatal en otros distritos”, relata una fuente panista.

Aunque también hay quienes niegan esas versiones y aseguran que a Romo lo que lo hundió es el rechazo contra la figura de su mentor, Gildardo Guerrero. “Esa elección no la perdió Edgar, la perdió Gildardo”, reflexionan otros liderazgos panistas con los que conversé.

Pero volvamos al planteamiento inicial. Luego de sus triunfos en la interna a  Chema Martínez le salió casi todo. Operó para que sus candidatos ganarán los distritos más rentables y antes obtuvo suficientes espacios en la planilla de Alfonso Petersen.

Martínez buscó tener suficientes fichas para seguir tejiendo estructura y quizá en un futuro cercano poder disputarle el control del Comité Estatal. Aún se antoja complicado, pero de todos modos hay quienes dicen que se está convirtiendo en un contrapeso real.
Todo lleva a una conclusión. Chema está trabajando para ser candidato a gobernador. O cuando menos, para la alcaldía tapatía.

Cochinero blanquiazul

A esta columna llegaron varias quejas en el sentido de que la elección interna del PAN fue un cochinero. Ya no pudimos comentarlo la semana pasada porque entre detenciones, informe de gobierno y glosas, la agenda de información diaria nos absorbió.

Se habla de compra de votos, entre 1000 y 1,500 pesos por persona, acarreo descarado, mensajes de texto en celular para recordar cuales eran los candidatos de “la cargada” y hasta clonación de credenciales del Registro Nacional de Miembros panistas.

En Zapopan y en Tepatitlán (bastión blanquiazul), los perdedores Omar Borboa y Rigoberto González Martínez amenazan con impugnar. Borboa se queja de que hubo descontrol en las listas de electores y muchos que llegaron a su casilla tradicional se encontraron con la sorpresa de que no podían votar porque estaban en otro distrito. Partidarios de González Martínez afirman de que la estructura del ayuntamiento operó en su contra. Bien dicen que entre el PAN y el PRI ya no hay mucha diferencia.