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El dilema: ¿voto por ciudadanos o por partidos?

Crónica Jalisco

Oscar Espinosa Villareal

19 de marzo de 2015

 

Sin lugar a dudas, una de las grandes novedades en el marco normativo electoral de México, la constituye la figura de los candidatos independientes (a quienes muchos suelen identificar también, como “candidatos ciudadanos”). Nunca antes estuvo el caldo de cultivo como ahora, tan propicio para que la sociedad civil se interesara en esta figura.

Un muy amplio sector de los ciudadanos se ha formado una pésima opinión de los partidos políticos en general; ni a cual irle, dicen. Las “franquicias” de un partido, son ahora vistas como patentes de corso, negocios familiares o escudo de cofradías más dedicadas a satisfacer sus intereses, que a velar por el de la comunidad.

Quizás el caso más emblemático de esta forma de actuar de los partidos, lo constituya la remoción de Luis Carlos Ugalde y otros consejeros electorales al frente del entonces Instituto Federal Electoral.

Así las cosas, en medio de este desprestigio de los llamados “institutos políticos”, surge en la legislación electoral la figura de los candidatos independientes, que no debe escapar al análisis sobre el momento que vive la política en México. Para introducirme en el tema de esta novedad, atiendo a la sugerencia de mi querido y admirado amigo, Pablo Noriega, para dedicar estas líneas a analizar el caso de Sergio Fajardo Valderrama (un compañero de él en el doctorado en lógica en  la Universidad de Wisconsin), quien ha sido Alcalde de Medellín y actualmente Gobernador de la provincia de Antioquía, cargos a los que accedió precisamente como candidato independiente. Merced a esa independencia, varios analistas en su tierra lo han definido como “una opción descontaminada y descontaminante” e incluso, en el diario El País lo han proclamado como “el independiente más independiente de todos”.

A lo largo de su vida profesional, Fajardo ha dividido sus empeños en dos campos profesionales: el académico y el periodístico, habiendo colaborado con varias importantes universidades de Colombia, especialmente en la Universidad de los Andes, de Bogotá.. Como periodista ocupó el cargo de  Subdirector de El Colombiano y columnista de El Mundo, El Espectador y la revista Dinero; trabajó en los programas de televisión Operación Ciudad de Telemedellín  y Zanahoria de Teleantioquia y perteneció al equipo de Caracol Radio. O sea, un hombre preparado, no un improvisado, ni un iluminado.

Ya en el desarrollo de su carrera política, Sergio Fajardo, como candidato a la alcaldía de Medellín, obtuvo la victoria el 26 de octubre de 2003 con la votación más alta registrada en la historia para dicho cargo, con más del doble de los votos de su más cercano contendiente, Sergio Naranjo Pérez del Partido Conservador Colombiano. El alcalde Fajardo gobernó desde el 1 de enero del 2004 hasta el 31 de diciembre de 2007. Terminó su gobierno con un índice de popularidad del 80%. De ahí, el camino a la gubernatura de Antioquía fue “pan comido”.

Hay suficientes razones que explican ese reconocimiento de la población. Programas como Medellín transparente, en donde cada funcionario transparentaba su situación y su idoneidad para el cargo, así como los compromisos que asumía o el sistema de participación social o el interesante concepto de las “veedurías ciudadanas”, que como su nombre lo indica, permiten al ciudadano ver (observar) el desempeño de las autoridades. Ya andan por ahí (y ya nos ocuparemos de ellos), los candidatos independientes a diversas posiciones políticas en nuestro país. Me temo que no se trate de personalidades como la de Fajardo, pero indudablemente será interesante observar su desempeño y analizar la forma en que naveguen contra la corriente de la “partidocracia”.