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Conflictos de interés en ciertos legisladores y en algunos periodistas

Excélsior

Jesús Ortega Martínez

1 de julio de 2014

En el periodismo, la crítica hacia la política le es consustancial. No podría entenderse a un periodista profesional si éste no estuviera observando, analizando y criticando a las y los políticos.

Por ello, nadie debería alarmarse y menos sorprenderse ante eventos como el que se presentó recientemente con la diputada Carpinteyro y que haya suscitado un alud de críticas desde varios frentes periodísticos.

Pero pienso que el análisis y la crítica hacia la política nacional, si no contempla el análisis del periodismo que hace política y que lo hace con la misma pasión con que lo realizan los políticos profesionales, será incompleto.

Los políticos, obviamente, enarbolan o defienden ideas, convicciones, programas partidistas y, desde luego, intereses económicos y sociales que se identifican con su orientación ideológica. Igualmente hay políticos que, con el gafete de periodista, enarbolan y defienden ideas, convicciones ideológicas, programas partidistas y, desde luego, determinados intereses económicos y sociales.

Veamos que en el tema de telecomunicaciones y específicamente en el asunto de cómo definir quién es un agente económico preponderante, la posición política del senador Javier Lozano, del Partido Acción Nacional, es diáfana en la defensa de los monopolios en televisión o en telefonía y, en cierto sentido, la claridad con que lo plantea se le agradece, pero quizá más poderosa que la opinión del senador Lozano, es la de los políticos-periodistas-políticos que actúan en, por ejemplo, el programa Tercer Grado de Televisa.

Es correcto, opino, que los periodistas localicen y señalen a legisladores que tienen o podrían tener “conflicto de interés” y, sin embargo, lo deleznable del trabajo de algunos periodistas-políticos o políticos-periodistas es que (por intereses económicos o políticos) se resisten a señalar a tod@s los legislador@s que mantienen o pudieran mantener conflictos de interés.

Raymundo Riva Palacio hace bien en criticar el conflicto de interés en el que se situó la diputada Purificación Carpinteyro, pero ¿qué opina Riva Palacio de los conflictos de interés en que incurren los diputados Antonio Cuéllar, del PVEM, exdirector jurídico de Televisa; el diputado Enrique Cárdenas del PRI, accionista de la Organización Radiofónica Tamaulipeca; el diputado Javier Orozco, del PVEM y exabogado general de Televisa?

O de la senadora del PVEM, Ninfa Salinas; de la senadora Areli Gómez, del PRI, y del senador Luis Armando Melgar, del PVEM, presidente de Fundación Azteca en Chiapas.

Hay otros más que son empleados, directivos de las empresas, pero también los hay que son concesionarios del espectro del Estado para trasmitir por radio y televisión.

¿Tienen todos estos y otros más conflicto de interés? Evidentemente, pero para algunos políticos-periodistas estos legisladores de la llamada “telebancada” no son mencionados como parte de un claro conflicto de interés.

¿Por qué esto? Porque en lugar de informar con veracidad, algunos periodistas prefieren defender los intereses de ciertas empresas involucradas en el litigio político-legislativo-económico que implican las reformas a leyes secundarias en materia de telecomunicaciones. Algunos, no lo desconozco, lo harán defendiendo ideas, pero otros lo hacen defendiendo simplemente los intereses de los monopolios.

Fue necesario que la diputada Carpinteyro se excusara de participar en la discusión en Telecom, pero ¿cuándo?, me pregunto, se excusarán Emilio Gamboa, Antonio Cuéllar, Javier Orozco, Javier Lozano, Ninfa Salinas, Areli Gómez y otros senadores y diputados que visiblemente “tienen conflicto de interés”.

Dice Raymundo Riva Palacio que excusarse de una discusión en donde hay conflicto de interés es una norma establecida en el Reglamento General del Congreso de la Unión. ¡Bien! Entonces muchos más legisladores deben excusarse de intervenir en tal debate y votación.

Ojalá que los periodistas más atendidos, más vistos y más escuchados actuaran con profesionalismo y demandaran a los presidentes de los partidos en donde se ha incrustado la “telebancada” que actúen en consecuencia, es decir, que se excusen de participar en el debate de Telecom porque tienen conflicto de interés.