Seleccionar página

Con la certeza de que Carlos Marín, director de Milenio, no necesita defensa porque lo avala su sólida trayectoria profesional, lo cierto es que la guerra sucia entre los partidos está arrastrando a los medios a la situación de daños colaterales.

El fondo radica en la decisión de algunos medios de carecer de código de ética y de meterse en la dinámica de la guerra sucia sin criterios de definición informativa. Así, el periodismo ha sido arrastrado al amarillismo de la denuncia por sí misma pero sin la confirmación de credibilidad o la oportunidad de aclarar confusiones.

En la guerra sucia del PAN contra el PRI apareció una grabación ilegal de una conversación del gobernador de Oaxaca con el operador de prensa del candidato del PRI al gobierno estatal. Al hacer referencia a un tercero en ausencia, el periodismo de ética exigía cuando menos buscar una aclaración por el involucrado. Y ahí apareció el nombre de Carlos Marín.

Nota completa en:

http://impreso.elfinanciero.com.mx/pages/Ejemplar.aspx