Seleccionar página

Grupo Milenio
21 de febrero de 2008
Por Carlos Puig

Lo invito al siguiente ejercicio:

Vuelva a leer lo que dijo el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, en París imaginando que quien lo dice es el procurador Medina Mora o el secretario García Luna o el general Galván.

¿Hubiera, cualquiera de esos personajes, sido víctima del escarnio y rechazo del que fue objeto el ingeniero? ¿Hubiera salido el secretario de Gobernación y los líderes de los tres partidos a contradecirlo con desprecio?

Hemos leído con atención lo que dicen Medina Mora o García Luna en sus entrevistas —las pocas que dan—, no es en la sustancia, lo que dijo Ruiz Mateos, algo similar a lo que decía la Secretaría de la Defensa Nacional en aquel documento que publicó MILENIO Diario en exclusiva bajo el titular: “En riesgo la viabilidad del país”.

Me quedan pocas dudas de que lo que dijo Gerardo Ruiz Mateos en París, respecto a que si no fuera por la actuación del gobierno federal frente a la delincuencia organizada el próximo presidente podría ser un narcotraficante, es algo que en verdad se cree, no sólo en Los Pinos, sino también en otras dependencias cercanas a la lucha antinarco.

Más allá de las características y capacidades retóricas del secretario de Estado, autor antes de la célebre “tomar medidas extraordinarias sería anticiparnos a algo que todavía no pasa”; su versión de cantinero parisino no es más que un pastiche de las múltiples versiones que en el gobierno federal circulan respecto a la situación de la lucha antinarco y que seguramente Ruiz Mateos viene oyendo en juntas, reuniones, cocteles y partidos de futbol, con sus compañeros de gabinete.

En el fondo, creo que este gobierno firmaría el espíritu de la declaración.

Lo único que hizo Ruiz Mateos fue cubrir un vacío que el gobierno federal ha padecido desde que tomó posesión: la ausencia de un vocero.

Nosotros, los que nos dedicamos a esto, no nos quejamos, nada dijimos cuando el gobierno de Calderón decidió, desde su primer día, terminar con la figura del vocero presidencial que había existido en el sexenio de Fox, y que en los últimos años ocupó Rubén Aguilar.

Para ver artículo completo:  http://www.milenio.com/node/171365